El mundo cambia a una velocidad que sobrepasa en muchos momentos nuestra capacidad de respuesta a las nuevas circunstancias que rodean nuestras vidas; los problemas de desarrollo de América latina no se resolverán de la noche a la mañana y por el contrario, se han agudizado en medio de esta pandemia. Las brechas de desigualdad social y económica no son nuevas y los sistemas tributarios de nuestros países, no tienen la capacidad de redistribuir los impuestos en inversión suficiente para atender las prioridades y necesidades básicas de los ciudadanos.
En Colombia es fundamental alinear y sincronizar la gestión del Gobierno nacional con los Gobiernos locales; ya que son estos últimos, los que sufren los efectos de la falta de visión de un Gobernante que día tras día, demuestra con sus ejecutorias que está lejos de entender los problemas de las regiones y lo que pasa fuera de su set de TV.
El aislamiento obligatorio sirvió para ganar tiempo y poder fortalecer la capacidad de respuesta del sistema de salud, el cual hoy en día es mucho mejor, pero sigue siendo insuficiente. La recuperación económica va a ser lenta por la enorme contracción de la demanda y por eso mismo es fundamental buscar un equilibrio en el manejo de la salud de los ciudadanos y en el apoyo a la salud de las empresas. El tiempo que se ha perdido por la parálisis temporal de una significativa cantidad de empresas, difícilmente se recuperara y los ingresos tributarios de los municipios se van a ver afectados en el año 2021 por la disminución de los ingresos de las empresas y las personas naturales en el año 2020.
El crecimiento económico va a depender en gran medida de las decisiones en inversión y gasto público en proyectos sociales, ambientales y de infraestructura que dinamicen la economía. Y en buena hora se aprobó la modificación al sistema general de regalías, y como lo manifestó el Ministro de Minas y Energía: “Con esta reforma, los municipios y departamentos contarán con una cifra histórica de regalías para inversión social, con mayor autonomía, en sus territorios: más de $15,7 billones de pesos, el monto más alto de los últimos años destinado a obras para el cierre de brechas y la reactivación sostenible en las regiones”.
Fedesarrollo en un reciente informe manifestó que, en el mes de julio, el 36,3% de las empresas presentó alguna afectación en su operación, en un 95,1% relacionada con el COVID-19. El 45,5% de las empresas afirmó que el número de empleados disminuyó comparado con enero de 2020. Y frente a la liquidez necesaria para responder con sus compromisos, únicamente el 21,5% de las empresas encuestadas puede hacerlo por más de 8 semanas.
Confío en que las Cámaras de Comercio, las Secretarias de Competitividad y Desarrollo Económico, La Comisión Regional de Competitividad, y los Gremios empresariales asuman un papel protagónico en la gestión de un apoyo real y técnico a los empresarios; que son los que tienen la capacidad de contribuir a la generación de empleo y a la reactivación de la economía. Hoy más que nunca se requieren programas de innovación y apoyo al fortalecimiento y desarrollo del tejido empresarial; programas que realmente contribuyan con asistencia técnica especializada y recursos no reembolsables que impacten en el mejoramiento de los indicadores de gestión y productividad de las empresas.
Soy optimista, debemos concentrarnos en el aprovechamiento de las oportunidades, debemos apoyar a nuestros empresarios y emprendedores locales que son los que generan los empleos a nuestras familias y les pagan los impuestos a nuestros municipios. Hoy más que nunca se requiere un trabajo en equipo, debemos dejar a un lado las diferencias y unirnos en torno a un propósito común.
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